Siempre hay algo o alguien que te acaba marchitando un rayito de felicidad.
¿Por qué? Eh, ¿Por qué? Se supone que ser feliz y compartirlo con los demás es algo bueno; SE SUPONE, porque no, no lo es. En esos momentos en los que te crees invencible y crees que nada ni nadie puede arruinarlo, plaf, llega ese algo o alguien y lo arruina de la manera mas inesperada y trágica. Y te entran ganas de llorar, de morirte de verguenza, de matar a alguien, o de desear no haber sido feliz nunca. Porque, aunque hayan sido unos minutos, al final todo se reduce a eso, a minutos, u horas o días, da igual.
Parece que la sociedad quiere que todos seamos infelices o estemos amargados.
Porque si os dais cuenta, tampoco queremos el bien o la felicidad del de al lado. Por ejemplo, si tu amiga saca mas nota que tu sin motivo la odiarás por muy amiga tuya que sea, y esto es así. Todos lo hemos pasado.
Queremos que todos seamos iguales, si yo soy infeliz tu también. Pero en cambio, si yo soy feliz, me da igual lo que seas tu.
Somos egoístas por naturaleza. Al menos el 97% de los humanos.
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