Siempre lo hago todo al contrario. Todo me sale mal (o no como querría).
He confiado en chicas que pensé que eran amigas mías cuando en realidad solo me han utilizado y luego se han olvidado de mi. Y me duele ¿sabes? Porque aunque no lo parezca yo también tengo sentimientos.
Pensar que una de las mejores personas del planeta no te quiera ni hablar de un día para otro es algo que me supera. Es tal el dolor que ya no se ni como soportarlo.
Pero no es solo eso.
Hay mil cosas mas.
Como por ejemplo que te recriminen y critiquen todo lo que haces.
Se supone que es mi vida y yo soy la que decide ¿no? Déjame equivocarme.
Odio también que o sepan reconocer mis méritos o que me echen a mi la culpa de cosas inverosímiles.
Las palabras hacen daño.
No hay que creerse eso de 'las palabras se las lleva el viento' porque, si, se las llevará el viento, pero seguirán perdurando en mi memoria. Y eso acabará matándome. Lo se.
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