Ahora ya no tengo nada. Tu te fuiste y me dejaste con una mano detrás y otra delante.
Me debes algunos besos ¿Sabes?
Ahora el café por las mañanas ya no sabe igual.
La ducha de repente se me hace grande. Y la cama me da vértigo.
Los vecinos me preguntan por ti. Que hace mucho que no te ven. Cotillas.
Yo también hace mucho que no te veo.
Ni siquiera me has llamado... Aunque pensandolo bien yo tampoco te he llamado. ¿Para que?
Si en la nota que me dejaste lo decías muy claro:
"Esto no va a ninguna parte. Te quiero demasiado como para estar contigo. No quiero hacerte daño. Me voy. Muy lejos. No intentes localizarme"
¿No quieres hacerme daño? Entonces ¿por qué te vas? ¿Por qué me has dejado mas sola que cuando te conocí?
Ahora no tengo con quien bailar, ni a alguien que me abrace en la cama y me susurre al oído. Ya nadie mas volverá ha hacerme reír tanto como tu eres capaz de hacerlo. Solo tu.
Incondicionable. Torpe.
Ya no tendré a nadie que entienda mi gusto por saltar desde acantilados al mar. Ni que entienda que me gusta el cafe frío hasta en invierno. Y que entienda que no me gusta ponerme los zapatos del mismo color...
Ya no habrá nadie capaz de entenderme y quererme. Si tu no me has querido (porque no lo has hecho, ahora me doy cuenta) entonces ¿Quien lo hará?
Eres insustituible.
Has dejado huellas en mi parqué y marcas en mi cuerpo.
Que no se borran ni aunque quiera.
Porque lo único que me queda es las fotos de nuestros viajes, tu gel de ducha y la sombra de tu cuerpo en tu lado de la cama.
Y no pienso deshacerme de eso. No pienso borrar los mejores tres años de mi vida. Porque aunque nos conocemos de toda la vida, el día en que me besaste fue como si mirase de forma distinta. A la vida a ti y a mi.
Solo me quedan recuerdos y olores.
Triste. Melancólica. Suicida.
No se cuanto tiempo podré soportar este hierro que me atraviesa el pecho.
Haber, es un hierro metafórico, pero duele mas que si fuera real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario